30 de marzo de 2012

Salvó la vida por saber latín

A finales del siglo XVI Londres tenía unos 200.000 habitantes y al menos seis teatros estables (la Fortuna, el Cisne, el Globo, la Rosa, la Cortina y el Teatro), algunos autores eran también actores (como Shakespeare, la figura que se convirtió en la más destacada de esa época y luego de la Literatura Universal) y no pocos actores eran también unos consumados espadachines. En el duelo en el que desembocó una riña, el dramaturgo Ben Jonson mató al empresario teatral Gabriel Spencer, pero este a su vez, dos años antes, ya había apuñalado y matado en una pelea a un tal James Feake...


Jonson fue encarcelado y, tiene gracia, sólo se libró de la horca gracias a saber latín. Se acogió a una ley medieval eclesiástica invocando en latín el llamado neck-verse (salmo 51 del Libro de los Salmos: 'Miserere mei, Deus, secundum misericordiam tuam', «Apiádate de mí, ¡oh Dios!, según tu misericordia»). La causa pasó de civil a religiosa, y fue así como el «bueno» de Benjamin salvó el cuello y la vida. 

James Shapiro, 1599. Un año en la vida de William Shakespeare, Madrid: Siruela, 2007, p. 32.  

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